PRIMER SEMESTRE 2022 NÚMERO 33 |
ISSN: 1659-2069 |
Organización
de elecciones en contexto de pandemia: la experiencia y principales retos
enfrentados por el Tribunal Supremo Electoral de El Salvador
Dora Esmeralda Martínez
de Barahona*
https://doi.org/10.35242/RDE_2022_22_33_9
Nota del Consejo Editorial
Recepción: 12 de
noviembre de 2021.
Revisión, corrección y aprobación: 14 de enero de 2022.
Resumen: Expone la experiencia del organismo electoral
salvadoreño en la administración de las elecciones realizadas el 28 de febrero
de 2021, refiriendo las afectaciones y retos surgidos como consecuencia de la
pandemia por COVID-19; y las decisiones, estrategias y medidas sanitarias y de
bioseguridad implementadas para afrontarla. Aborda, además, los resultados
satisfactorios que finalmente alcanzó la institución.
Palabras clave: Protección de derechos fundamentales / Elecciones / Derechos políticos /
Derecho al sufragio / Salud pública / El Salvador.
Abstract: The article presents the
experience of the Salvadorean electoral body in managing the elections that
took place in February 2021, referring to the consequent impact and challenges
of the COVID-19 pandemic as well as to the decisions, strategies and sanitary
and biosecurity measures implemented to deal with it, addressing, in addition,
satisfactory outcomes which the institution attained.
Key Words: Protection of fundamental rights / Elections / Political rights / Right
to suffrage / Public health / El Salvador.
1.
Introducción
En El Salvador se dice
que la celebración de las elecciones implica el mayor despliegue logístico y la
más grande movilización de personas en tiempos de paz. Esto se retoma a manera
de premisa para contrastarlo, en una visión antagonista, con otra condición
vinculada con el tema del coronavirus y su enfermedad la COVID-19, relativa a
que en la contención de una pandemia, es fundamental, entre otros aspectos, la
práctica de acciones como el distanciamiento físico entre personas y el
cumplimiento de medidas sanitarias específicas, más aún, en los momentos en que
la ciencia no ha alcanzado a plenitud el desarrollo de vacunas que permitan
controlar efectivamente la pandemia.
Este escenario plantea, entonces,
que, por un lado, la realización exitosa de elecciones supone la participación masiva
y presencial de la ciudadanía, lo cual solo es posible en virtud del trabajo
que ejecuta el aparato funcional del organismo electoral, conformado a su vez,
por una gran cantidad de personas. Por otro lado, el mejor control de la
pandemia implica lo contrario, es decir, que a falta de vacunas que inmunicen a
las personas contra la enfermedad, lo más seguro es guardar medidas específicas
de bioseguridad, evitar la movilización masiva y las grandes concentraciones de
personas, lo que incluye, desde luego, a aquellas dedicadas a sus labores en los
centros o sitios destinados para su trabajo.
Por tanto, de lo que se
trata en las elecciones, en contexto de pandemia es de resolver cómo conciliar
el fenómeno para lograr elecciones exitosas, salvaguardando, a la misma vez, la
salud de la ciudadanía votante y del personal que interviene en la organización
de estas, y ante tal escenario tan complejo, algunos países optaron en su
momento por realizar sus elecciones y otros, por postergarlas. El caso de El
Salvador pertenece a los primeros.
El tema que se desarrolla
en este artículo ha sido estructurado en cinco momentos relevantes: el primero
referido a la línea de tiempo que combina el inicio del proceso electoral
salvadoreño y la irrupción de la pandemia. El segundo destaca las afectaciones
principales e inmediatas de la crisis sanitaria al proceso electoral. El tercer
momento corresponde a los principales retos y decisiones del Tribunal Supremo Electoral
(TSE) durante la crisis referida. Luego, el penúltimo momento trata sobre el protocolo,
estrategias y medidas sanitarias y de bioseguridad implementadas en virtud del
fenómeno de la pandemia; para, finalmente, abordar los resultados de la
experiencia del 28 de febrero y la valoración sobre esta.
2.
Línea de tiempo: el inicio del proceso
electoral salvadoreño y la irrupción de la pandemia por COVID-19
Una breve cronología enmarcada
entre julio de 2019 y marzo de 2020 da cuenta del inicio del proceso electoral
salvadoreño correspondiente al año 2021 y su encuentro con la llegada de la
crisis sanitaria provocada por la COVID-19, lo que pone en evidencia el
complicado panorama que tuvo el Tribunal Supremo Electoral de El Salvador, en
adelante TSE, en materia de organización y ejecución de las elecciones
realizadas el 28 de febrero de 2021.
Para ilustrar esta
situación, pueden resumirse dentro del período mencionado algunos hitos
importantes, comenzando por el asociado con la elección constitucional de las
actuales magistraturas del TSE, por parte de la Asamblea Legislativa, la cual
tuvo lugar el 30 de julio de 2019. Las magistradas y los magistrados electos en
tal ocasión asumieron sus funciones a partir del 1 de agosto de ese mismo año. Inmediatamente,
el trabajo de las nuevas autoridades dio como resultado la aprobación, tanto
del calendario electoral como del Plan General de Elecciones para los comicios
del 2021, lo cual fue logrado el 17 de septiembre y el 20 de noviembre de 2019,
respectivamente.
Acto seguido, el 28 de
noviembre de ese mismo año, el TSE cumplió con presentar al Ministerio de
Hacienda la solicitud del presupuesto para las elecciones de diputaciones al
Parlamento Centroamericano, Asamblea Legislativa e integrantes de los concejos
municipales. Días después, según lo registró la Organización Panamericana de la
Salud (OPS) el 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud de
Wuhan, provincia de Hubei, China, notificó sobre un conglomerado de casos de
neumonía, causados por un nuevo coronavirus (OMS, 2019). En este contexto, el
10 de enero de 2020, El Salvador inició la ejecución del Calendario Electoral
2021.
Luego, el 23 de enero de
2020, por Acuerdo Ministerial n.° 301, publicado en el Diario Oficial n.° 15,
Tomo n.° 426 de esa misma fecha, el órgano ejecutivo de la República de El
Salvador, en el ramo de la salud, decretó como medida preventiva para la salud pública,
con base en el contexto epidemiológico internacional y ante el avance del nuevo
coronavirus, emergencia sanitaria en todo el territorio nacional, a partir de
esa fecha por tiempo indefinido (Ministerio de Salud de El Salvador, 2020a, p.
43).
El 30 de enero de 2020,
solo veinte días después de haber iniciado El Salvador la ejecución de su
calendario electoral, la OPS publicó que, siguiendo la recomendación del Comité
de Emergencia, el director general de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró el brote del nuevo
coronavirus (2019-nCoV) como una emergencia de salud pública de importancia
internacional. En China se confirmaron, en aquel momento, más de 7700 casos y
murieron 170 personas. Para entonces, había 82 casos adicionales confirmados en
18 países (OMS, 2020a).
Ese mismo día, el 30 de enero de 2020, mediante Decreto n.°
1, publicado en el Diario Oficial n.° 20, Tomo n.° 426, el órgano ejecutivo de
la República de El Salvador, en el ramo de salud pública, decretó las
directrices relacionadas con la atención de la emergencia sanitaria «Nuevo
Coronavirus (2019-nCoV)», con el objeto de proteger la salud de la población
mediante la prevención oportuna o la disminución de un eventual impacto
negativo en términos de morbilidad, mortalidad, alarma social e impacto
económico, frente a la emergencia sanitaria por dicha enfermedad.
El 5 de marzo de 2020, se obtuvo la aprobación del
presupuesto de elecciones 2021, por parte de la Asamblea Legislativa, con lo
cual se iniciaría la ejecución del Plan General de Elecciones, pero tan solo
seis días después, el 11 de marzo, la OMS determinó como pandemia la enfermedad
producida por el nuevo coronavirus (OMS, 2020b), lo que de inmediato generó en
El Salvador, entre el 13 y el 14 de marzo, que se decretara la Ley de
Restricción Temporal de Derechos Constitucionales Concretos para Atender la Pandemia
COVID-19 (Asamblea Legislativa de El Salvador, 2020).
Como puede apreciarse,
las nuevas autoridades del TSE escasamente dispusieron de tiempo para completar
la etapa de la planificación de las elecciones, cuando fueron sorprendidas por
la pandemia. Por tanto, todo lo relativo a la organización, dirección, ejecución
y control del proceso electoral se debió realizar bajo los efectos de la
pandemia en mención; incluso, fue imperativo ajustar la planificación y el
presupuesto de elecciones para incorporar medidas sanitarias y de bioseguridad,
algo en lo que no se tenía experiencia.
3.
Afectaciones
inmediatas de la pandemia al proceso electoral
Con la irrupción de la
pandemia, llegaron a El Salvador, como en muchos países del mundo, las medidas
restrictivas de movilización, el inicio y la proliferación de contagios, la
adopción de medidas sanitarias, la cuarentena obligatoria y, prácticamente, la
paralización del país. Esto tuvo afectación inmediata sobre el normal
desarrollo del proceso electoral en marcha, lo que generó mucha inquietud e
incertidumbre. Esta situación develó, paulatinamente, la dimensión del problema
para el TSE, puesto que se comprendió que el proceso electoral debía continuar
desarrollándose en plena crisis sanitaria, ya que la existencia de
disposiciones inaplazables de orden constitucional imposibilitaban la dilación
de los plazos contemplados en el calendario electoral y, con ello, se imponía
la inamovilidad de la fecha de las elecciones, en tanto que las nuevas
autoridades legislativas y municipales debían asumir funciones el 1 de mayo de
2021, en virtud de los artículos 122 y 202 de la Constitución de la República
(El Salvador, 1983), y en razón del Decreto n.° 2 emitido por el TSE, publicado
en el Diario Oficial n.° 74, Tomo n.° 419 del 24 de abril de 2018 “Decreto de
firmeza del escrutinio final de las elecciones para diputadas y diputados a la
Asamblea Legislativa y miembros de los concejos municipales de la República de
El Salvador para el período 2018-2021 y declaratoria de elección” (TSE, 2018).
A eso se sumó una serie
de inconvenientes que aparecieron inmediatamente, como por ejemplo, el caso de
los proveedores de bienes y servicios requeridos por el proceso electoral, que
dejaron de operar, lo cual tuvo una franca afectación a los tiempos previstos;
o lo que sucedió con el cierre de los centros escolares en proceso de
evaluación en campo por parte del TSE para habilitarlos como centros de
votación, lo cual impactó la posibilidad de acceder a ellos para desarrollar
las labores institucionales. Por otro lado, las elecciones internas de los partidos
políticos en el plazo inmediato ya no podían realizarse de la manera presencial
tradicional, y se tuvo que rediseñar para hacerlas internas, mas algunos
optaron por la vía electrónica. Además, la asistencia del personal del Tribunal
se vio mermada por la situación sanitaria y por la falta de transporte público.
Hubo, también, restricciones en las reuniones de trabajo internas y de
coordinación interinstitucional.
En aquel momento, el
Registro Nacional de las Personas Naturales, entidad de donde se nutre el
Registro Electoral, dejó de extender el documento único de identidad en todo el
territorio. Y, consecuentemente, las prioridades de inversión pública cambiaron
drásticamente en el país, pues había que afrontar y contener la temida
expansión de la nueva enfermedad.
Esta caótica situación
repercutió en la organización de las elecciones, a tal grado que ya no fue
posible utilizar importante infraestructura que tradicionalmente había sido
empleada para fines electorales, como el caso del Centro Internacional de
Ferias y Convenciones (CIFCO). El CIFCO era el centro de votación más grande
del país, ubicado en la capital salvadoreña, que pasó a ser un hospital
especializado para atender la pandemia. Dicho centro de ferias era utilizado
como base de operaciones del TSE en los períodos electorales. Ahí operaba el
Centro Nacional de Procesamiento de Resultados Electorales (CNPRE) y era la
sede para el desarrollo del escrutinio final de las elecciones. Por lo tanto,
en el orden de las nuevas prioridades, El Salvador ganó un hospital en
beneficio de preservar la salud de la población frente a la pandemia y, al
mismo tiempo, perdió una importante infraestructura para el desarrollo de sus
procesos electorales.
4.
Retos
y decisiones del Tribunal Supremo Electoral durante la crisis sanitaria
En esta situación de
crisis mundial, la autoridad electoral salvadoreña tomó tres decisiones
relevantes para el proceso, las cuales fueron:
a) No alterar la
programación del calendario electoral, manteniendo la fecha de las elecciones
para el 28 de febrero de 2021.
b) No postergar los procesos
de elecciones internas de los partidos políticos.
c) Continuar
ininterrumpidamente las labores institucionales principales del proceso
electoral, adoptando medidas sanitarias y de bioseguridad para el personal, en
razón de que plazos administrativos no fueran suspendidos por decreto.
Con estas disposiciones se
afrontaron los desafíos inéditos que la pandemia impuso, cuyo reto principal
fue lograr llevar a cabo elecciones exitosas salvaguardando, a la misma vez, la
salud de la ciudadanía votante y de los trabajadores del TSE, en un proceso que
exigía un amplio despliegue logístico nacional con gran movilización de
personas, en el que se debía garantizar el ejercicio de derechos políticos
constitucionales, afrontando un escenario que reunía múltiples factores
altamente propicios para el contagio de la nueva enfermedad pandémica. Por lo
tanto, había que difundir información sanitaria, mantener distanciamiento físico,
cumplir medidas sanitarias recomendadas por entidades de salud mundial,
regional y local, para lograr, en definitiva, disminuir el riesgo de contagio
durante el evento.
Y más allá de este reto
principal, también se afrontaron otros retos específicos, dentro de los cuales,
cabe mencionar los siguientes:
a) Lograr niveles de participación
electoral que superaran o, al menos, se mantuvieran en el promedio histórico del
país.
b) Capacitar a alrededor de 84
000 miembros de organismos electorales temporales.
c) Inscribir a más de 17 000
candidaturas a nivel nacional, con sus correspondientes atestados.
d) Cumplir los plazos
establecidos en el calendario electoral que requerían de la participación de
terceros.
e) Sostener el trabajo
institucional sin ausencias o bajas por la enfermedad durante el proceso
electoral.
f) Adquirir, preparar,
movilizar, instalar y desmontar equipos informáticos para apoyar el escrutinio
y transmitir los resultados preliminares desde cada una de las 8451 juntas
receptoras de votos (JRV).
g) Lograr la asistencia y
permanencia de integrantes de JRV y, particularmente, de la ciudadanía
designada por sorteo para integrarlas.
h) Concientizar a la
ciudadanía en el cumplimiento de las medidas sanitarias y de bioseguridad el
día de las elecciones.
5.
Protocolo,
estrategias y medidas sanitarias y de bioseguridad implementadas
Dentro de las estrategias
para afrontar los retos antes expuestos, se destaca la coordinación sostenida
entre el TSE y el Ministerio de Salud, la cual fue formalizada con la firma de
un convenio de cooperación interinstitucional que facilitó la elaboración del
documento “Medidas Sanitarias y de Bioseguridad para el Proceso Electoral 2021”
que incluyó el protocolo implementado el día de las elecciones. Entre las
principales medidas aplicadas estuvo la descontaminación realizada por el Ministerio
de Salud en los centros de votación durante los días previos a las elecciones,
lo que, gracias a que fue ampliamente difundida para conocimiento de la
población, generó mucha confianza en el electorado. También hubo procesos de
capacitación On Line, a través del
aula virtual del TSE y la preparación de instructivos con las medidas
sanitarias incorporadas.
Así mismo, se elaboró un
video animado sobre las recomendaciones y el protocolo sanitario por seguir en
las elecciones, el cual fue publicitado por el TSE a través de los medios de
comunicación y en las redes sociales institucionales y que, adicionalmente, fue
transmitido en cadena nacional de radio y televisión la noche anterior a las
elecciones. Otra de las medidas importantes fue el ordenamiento y la
desinfección de las personas al ingreso de los centros de votación por parte de
personal de control sanitario del TSE. Se destaca, también, la dotación de un kit de insumos de bioseguridad para cada
junta receptora de votos, y la señalización, mensajes y demás medidas en cada
centro de votación.
6.
Resultados
de la experiencia del 28 de febrero y valoración de la población
Dentro de los resultados
de la experiencia del TSE en las elecciones del 28 de febrero de 2021, se
subrayan el cumplimiento de los plazos electorales legales y el incremento en
la participación electoral equivalente al 50,27 % del padrón electoral que,
pese a la pandemia, superó la participación de las anteriores elecciones
legislativas y municipales de 2015 donde se tuvo el 49,17 %, y de 2018 cuando alcanzó
el 46,64 %.
En materia sanitaria, los
resultados fueron muy satisfactorios, en el sentido de que no obstante la
realización de elecciones conlleva múltiples factores tendientes a la
propagación del coronavirus, en El Salvador fue posible proteger la salud de la
población sin conculcar los derechos y deberes políticos consagrados en la
Constitución de la República, en tanto que los casos de contagio diario se
mantuvieron estables antes, durante y después de las elecciones, los cuales
oscilaron entre 168 al 20 de febrero y 154 al 15 de marzo (El Salvador, 2021).
Particular mención merece
la medida de la tecnología utilizada en las juntas receptoras de votos (JRV)
por primera vez en El Salvador, la cual no solo resultó exitosa para el escrutinio
y divulgación de resultados electorales preliminares, sino que también
contribuyó con el cumplimiento de la medida sanitaria de distanciamiento personal
durante el escrutinio en cada JRV, manteniendo, a la vez, su transparencia.
Otro de sus valores agregados fue el de facilitar el proceso del escrutinio
final de las elecciones, con el uso de las bases de datos preliminares, lo cual
favoreció acortando la duración del trabajo y con ello reducir los tiempos de
exposición a los riesgos de contagio en todo el personal participante en dicho
escrutinio. Finalmente, una encuesta pública poselectoral (Segura, 2021) señaló
que el 75,6 % de los salvadoreños que votaron calificó como bueno o muy bueno
el proceso para emitir el sufragio y, también, se dijo que fue mejor comparado con
el de años anteriores, con lo cual se ha reconocido el esfuerzo institucional
realizado.
Considerando los resultados expuestos, puede afirmarse que la experiencia de las elecciones 2021 en El Salvador fue exitosa en tanto que los grandes retos que planteó la pandemia fueron superados satisfactoriamente de la única manera en que podía lograrse: con el trabajo ininterrumpido de la institución y la entera colaboración recibida de instituciones públicas y del pueblo salvadoreño.
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https://www.laprensagrafica.com/lpgdatos/Poblacion-satisfecha-con-el-proceso-de-votacion-20210321-0077.html
*
Salvadoreña,
abogada, correo presidenciatse@gmail.com. Magistrada
presidenta del Tribunal Supremo Electoral de El Salvador. Máster en Derecho
Penal por la Universidad de Oriente (UNIVO), El Salvador y licenciada en
Ciencias Jurídicas por la Universidad de El Salvador (UES). Ha sido fiscal auxiliar
y delegada fiscal electoral de la Fiscalía General de la República de El
Salvador.