PRIMER SEMESTRE 2022 NÚMERO 33 |
ISSN: 1659-2069 |
Impacto de la pandemia por COVID-19 en la
organización y desarrollo de los procesos electorales: la experiencia de México
Libia
Márquez Labastida*
Carlos Alberto Uribe Juárez**
https://doi.org/10.35242/RDE_2022_22_33_8
Nota del Consejo Editorial
Recepción: 18 de
noviembre de 2021.
Revisión, corrección y aprobación: 14 de enero de 2022.
Resumen: Ofrece un análisis sobre las medidas adoptadas
por el Instituto Nacional Electoral de México frente a la declaratoria de
pandemia por COVID-19 en marzo de 2020, con el objetivo de garantizar la salud
de sus trabajadores y dar cumplimiento a sus responsabilidades constitucionales
y legales, como lo son el trámite de la credencial para votar, la organización
de procesos electorales y el desarrollo de las jornadas electorales.
Palabras clave: Salud pública / Administración electoral / Organización
electoral / Proceso electoral / México.
Abstract: The article presents an analysis
of the measures adopted by the National Electoral Institute of Mexico in light
of the declaration of COVID-19 pandemic in March 2020 with the aim of
guaranteeing the health of the workers and compliance with constitutional and
legal responsibilities such as the process to acquire credentials for voting,
organization of electoral processes, and the development of elections.
Key Words: Public health / Electoral management / Electoral organization / Electoral
processes / Mexico.
1.
Antecedentes
a)
Ciclos electorales en
México
Hablar de ciclos electorales en México es remontarse necesariamente a la
última gran reforma político-electoral: la de la nacionalización del sistema electoral
mexicano, aprobada constitucional y legalmente en 2014, y con la cual
prácticamente los ciclos electorales que venían sucediendo de manera trianual
dejaron de serlo.
La transición de un modelo electoral de carácter federalista a uno de
carácter nacional -aunque en realidad pudiera ser más exacto un concepto
semifederalista o seminacional- significó el nacimiento del Instituto Nacional
Electoral (INE) como una autoridad de carácter nacional rectora en la materia,
a la que se le asignó un rol mucho más activo en la organización de las
elecciones locales, con la concurrencia de los organismos públicos locales electorales
(OPLE) en las entidades federativas.
Estas nuevas atribuciones implicaron que, para cualquier tipo de
elección, el INE es responsable de la capacitación electoral, la geografía
electoral, la ubicación e integración de mesas directivas, el padrón y la lista
nominal de electores[1], la
fiscalización de los ingresos y egresos de los partidos políticos y candidatos;
así como de la emisión -en su calidad de autoridad rectora- de reglas,
lineamientos, criterios y formatos en materia de resultados preliminares,
encuestas o sondeos de opinión, observación electoral, conteos rápidos,
impresión de documentos y producción de materiales electorales.
Antes, el Instituto Federal Electoral (IFE) tenía definidos de manera
muy clara los ciclos electorales trianuales, pues había elecciones federales
cada tres años, los cuales le permitían tener una más amplia planeación de
organización electoral y de reaccionar con mayor tiempo disponible ante
cualquier eventualidad. En la actualidad, el panorama es muy distinto para el
INE, ya que esos ciclos prácticamente han desaparecido, pues, aunque las
elecciones federales siguen celebrándose cada tres años, deben sumarse los
trabajos de coordinación con los OPLE para organizar, casi de manera
permanente, elecciones locales. Incluso, por primera vez, el INE se hace cargo
de la organización de mecanismos de democracia directa, como consultas
populares o de revocación de mandato.
A partir de la reforma de 2014, el INE ha organizado más de trescientas
elecciones, incluida una jornada de consulta popular. Precisamente, esa
realidad electoral que trajo consigo la reforma electoral de 2014, en donde el
ciclo electoral trianual prácticamente se extinguió, y la inesperada
declaratoria de pandemia en marzo de 2020 representaron para el INE una
situación desafiante y sin precedentes, tanto para los preparativos de las
elecciones como para su vida interna, que requería de decisiones pertinentes y
oportunas para salvaguardar, en la medida de lo posible, la salud de sus
colaboradores y colaboradoras, así como garantizar el ejercicio de los derechos
políticos de la ciudadanía en las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo llevadas
a cabo en 2020 y en la elección más grande en la historia de México, celebrada
el 06 de junio de 2021.
b) INE:
la ruta para el procesamiento de decisiones
Se podría afirmar -sin temor a cometer algún error o alguna exageración-
que el INE es una de las instituciones del Estado mexicano con una de las
estructuras de organización interna más robustas. Tan solo para apreciar esta
expresión de mejor manera, vale la pena hacer un recorrido sucinto de su
estructura: cuenta con órganos de dirección tanto a nivel central como
desconcentrado, como es el Consejo General, 32 consejos locales y 300 consejos
distritales; tiene órganos ejecutivos centrales, como la Junta General
Ejecutiva, la Secretaría Ejecutiva, diversas direcciones ejecutivas, 32 juntas
locales y 300 juntas distritales; también cuenta con órganos técnicos y de
vigilancia en materia de transparencia y de control y, por supuesto, comisiones
permanentes y temporales que emanan directamente del Consejo General y son
integradas por consejeras y consejeros electorales.
Todos estos órganos, en su respectivo ámbito de competencia, confluyen
para alcanzar un adecuado funcionamiento institucional. Es, pues, un engranaje
institucional casi perfecto con atribuciones definidas en la ley y reglamentos
internos, en donde cada instancia sabe en qué momento actuar y qué actividades
realizar.
No obstante, frente a la declaratoria de pandemia en marzo de 2020, se
hacía necesario emprender una serie de decisiones que pudieran o intentaran
responder dos cuestionamientos fundamentales[2]: ¿cómo
garantizar de mejor manera el cuidado de la salud de los y las trabajadoras del
INE? y ¿cómo continuar cumpliendo con las responsabilidades
constitucionales y legales que tiene encomendadas el INE?
Aquí se centraba gran parte del adecuado proseguir institucional para
enfrentar la pandemia de la mejor manera posible: con eficacia y oportunidad,
en un contexto de incertidumbre, sobre todo, en los primeros meses de la
emergencia sanitaria.
·
Declaratoria de pandemia por parte de la
Organización Mundial de la Salud
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declaró pandemia al brote de coronavirus COVID-19 por los alarmantes niveles de
propagación de la enfermedad y por su gravedad y, también, por los niveles
alarmantes de inacción (OMS, 2020). Esta determinación detonó una serie de
recomendaciones por parte de la OMS, así como de iniciativas que fueron
adoptando los distintos países, centradas al menos inicialmente en dos
aspectos: establecer medidas sanitarias para mitigar la propagación del virus e
implementar políticas públicas dirigidas a evitar el mayor daño posible a sus
economías y mercados internos. Por supuesto, con capacidades de respuesta
diferenciadas debido a los distintos niveles de desarrollo de cada país o
región.
c) La
organización de elecciones en el mundo y en México: nuevo contexto de exigencia
Además de las implicaciones de salud pública, económicas y sociales que
representó la declaratoria de pandemia, se comenzó a advertir que esta también
trastocaba la materia electoral, especialmente en lo relativo a la organización
de elecciones para renovar diversos cargos en países que tenían calendarizados
procesos electorales durante 2020 y 2021, lo cual hizo necesario abrir el
análisis y discusión de los alcances y repercusiones de la pandemia en esta
función esencial para la vida democrática de los Estados, pero, sobre todo, de
los retos que representaba.
El documento Panorama Global del Impacto del Covid-19 en las
elecciones, de IDEA Internacional, da un panorama general, entre el periodo
del 21 de febrero de 2020 al 21 de octubre de 2021, de las decisiones que han
venido adoptando los distintos países al respecto, las cuales pueden agruparse
en dos grandes segmentos: países que decidieron celebrar elecciones durante la
fase expansiva de la pandemia (142 países y territorios) y aquellos países que
decidieron posponer sus elecciones (79 países y territorios).
Las razones de cada país para celebrar elecciones en plena pandemia en
las fechas establecidas, o para posponer las elecciones y celebrarlas en fecha
posterior son tan variadas que ameritan un análisis particular. No obstante,
las discusiones en torno al nuevo contexto de exigencia en la materia a causa
de la pandemia obligaron a analizar figuras que pudieran implementarse para
coadyuvar en la organización de las elecciones y evitar con ellas, en la medida
de lo posible, concentraciones masivas de personas en centros de votación en un
mismo lugar y hora, como por ejemplo: la votación anticipada, la votación por
correo, la votación domiciliaria, la votación electrónica, así como establecer
medidas de seguridad y protección sanitarias.
En el caso de México, ninguna de estas figuras se encontraba reconocida
en la legislación electoral para que pudiera ser implementada, y tampoco se
advertían condiciones para hacerlo factible por la vía del ejercicio de la
facultad reglamentaria con la que cuenta el INE. Lo anterior, aunado al hecho
de que la introducción de este tipo de mecanismos al sistema electoral mexicano
en tiempos tan acotados, hubieran generado, muy posiblemente, una baja
aceptación tanto de los actores políticos de la contienda electoral como de la
propia ciudadanía, si tomamos en cuenta que el basamento de su normatividad electoral
es producto de la desconfianza de un pasado lejano pero presente en el
andamiaje electoral.
Por estos motivos, gran parte de las decisiones que debieron tomar el
INE y los OPLE se concentraron en la adopción de protocolos de atención y
seguridad sanitarias para todas las etapas del proceso electoral: preparación,
jornada comicial y para los resultados electorales y declaración de validez de
las elecciones.
2.
Medidas
adoptadas por el INE
a)
Primeras medidas emergentes
En marzo de 2020, el INE se dio a la tarea de
implementar las primeras medidas de prevención, información y orientación a fin
de mitigar, en un primer momento, el riesgo de contagio entre el personal del
Instituto sin imaginar la magnitud de lo que vendría no solo en México, sino en
el mundo. El secretario ejecutivo del INE, como responsable de que la
institución y sus estructuras funcionen adecuadamente, emitió algunas de esas
medidas, entre las que se encuentran el establecimiento de guardias
presenciales por área, la elaboración de planes de trabajo para el trabajo a
distancia -hasta ese momento poco o nada explorado-, recorridos de vigilancia
en las instalaciones, control y seguimiento de actividades que requieren
trabajo presencial, entre otras. De igual forma, se autorizó a los órganos
colegiados[3]
para que sesionaran de manera virtual a través del uso de plataformas digitales
(INE, 2020a); esto, así como el trabajo desde casa o a distancia fueron
posibles gracias a las inversiones en tecnologías de la información y de
comunicaciones (TIC) realizadas por el IFE en su momento y por el INE,
posteriormente.
También resultó necesario, después de un
profundo análisis, suspender los plazos de la función electoral (INE, 2020b y
2020c), la cual se fue revirtiendo gradualmente, en la medida en que se
advertía que las condiciones de la pandemia permanecerían por más tiempo, a la vez
que era inevitable reanudar algunas actividades INE, 2020d).
En resumen, el INE asumió con total
responsabilidad no solo el cuidado de la salud de su personal, sino de la
ciudadanía con quien interactúa en el ejercicio de sus atribuciones y
funciones, como lo es en el trámite de la credencial para votar, la
organización de procesos electorales, el desarrollo de las jornadas
electorales, por mencionar solo algunas.
b)
Grupo estratégico INE-C19
Si bien el INE cuenta con una estructura que le
permite construir y procesar la toma de decisiones de manera oportuna y con un
amplio consenso, el nuevo contexto de emergencia sanitaria le exigía asumir
decisiones aun de manera más ágil. En ese sentido, como parte de la estrategia
y metodología para el levantamiento de plazos relacionados con actividades
administrativas, así como para el regreso paulatino a las actividades
presenciales por parte del personal, se determinó la creación de un grupo
estratégico denominado INE-C19 (INE, 2020d)[4],
debido a que la lógica de la estructura organizacional del INE está diseñada
con base en su integración y sus funciones electorales, y no, para la toma de
decisiones relacionadas con acciones preventivas para el cuidado de la salud.
Desde junio de 2020, este grupo ha sido
responsable de coordinar las acciones tendentes a garantizar la continuidad de
actividades institucionales en todo el país y, cuando así ha sido necesario,
someter propuestas para la aprobación de los órganos competentes; un ejemplo de
ello es la aplicación de pruebas de antígenos y PCR entre el personal del
Instituto. Las determinaciones y propuestas de este grupo han sido de gran
apoyo para reaccionar de manera inmediata ante el dinamismo de la pandemia y, a
partir esto, tomar decisiones oportunas, ya sean medidas preventivas y de
cuidado o acciones para replantear las formas de trabajo. Cada decisión en
beneficio del personal y de la ciudadanía en general.
Las principales atribuciones y funciones
operativas del Grupo INE-C19 son: establecer mecanismos o estrategias para
definir la forma en que se trabaja a distancia o bien delinear el regreso a las
actividades presenciales y semipresenciales; así como establecer las medidas de
seguridad sanitaria, acordes con lo que dispongan las autoridades
administrativas y de salud competentes. Este grupo también tiene entre sus
atribuciones tomar decisiones para identificar posibles casos de contagio y, en
tales situaciones, suspender alguna actividad o área institucional para
salvaguardar la salud del personal.
Algo que merece destacarse de sobremanera es
la constitución de un grupo de especialistas en salud pública y en
epidemiología, que ha acompañado, por cierto, a título honorífico, con
opiniones a partir de su conocimiento y experiencia sobre comportamiento y
efectos de la pandemia en México, así como sobre medidas preventivas y de
cuidado que fueran viables, razonables y con un elevado rigor científico para
apoyar la toma de decisiones del Grupo INE-C19.
3.
Elecciones
en pandemia
El primer reto que debió considerarse recién declarada la pandemia fue
resolver el dilema que implicaba realizar dos jornadas electorales locales el
07 de junio de 2020. Esto fue así, ya que, en marzo de 2020, conforme a los planes y calendarios de coordinación, el
INE se encontraba trabajando de manera coordinada con los organismos públicos
locales de Coahuila e Hidalgo, con miras a celebrar jornadas electorales el
primer domingo de junio de ese año, para elegir diputaciones locales y
ayuntamientos, respectivamente.
Y es que para marzo y abril de 2020, el Gobierno
de México determinó el inicio del confinamiento de la población en todo el
país. La incertidumbre respecto del comportamiento de la pandemia en México y
en el mundo, así como las proyecciones de su dinamismo, se contrapusieron con
la necesidad de realizar actividades presenciales y en campo para la
organización de esas dos elecciones (se debía visitar a poco más de medio
millón de personas ciudadanas sorteadas para integrar casillas, en sus
domicilios).
Lo anterior obligó a tomar una decisión
inédita: modificar la fecha de las jornadas electorales, para que se realizaran
meses después, con la expectativa, pero no la seguridad, de que hubiera mejores
condiciones para llevar a cabo las actividades inherentes a la organización de
los procesos electorales y, sobre todo, que permitiera que las ciudadanas y los
ciudadanos pudieran salir a votar con la tranquilidad de que no se pondría en
riesgo su salud, y minimizar posibles contagios.
Así, el 1 de abril de 2020, el Consejo General
del INE, en ejercicio de sus atribuciones, determinó la suspensión temporal del
desarrollo de los procesos electorales locales (INE, Consejo General, 2020f),
en tanto se restablecían las condiciones de seguridad
sanitaria. Luego, el 30 de julio, en atención a la información proporcionada
por las autoridades de salud, se aprobó el domingo 18 de octubre como la nueva fecha para las jornadas electorales
(INE, 2020e).
Ese periodo comprendido entre abril y julio,
en el que las actividades relativas a la organización de los procesos
electorales estuvieron suspendidas, fue la oportunidad para que tanto el INE
como los organismos públicos locales electorales se concentraran en el diseño
de protocolos sanitarios que permitieran continuar con los trabajos
institucionales, procurando minimizar la posibilidad de contagios entre
personal y ciudadanía, al establecer medidas, como la sana distancia, uso
obligatorio de cubrebocas, lavado frecuente de manos o uso de gel
antibacterial, ventilación de espacios comunes u oficinas, por mencionar las
que eran comunes a todos los protocolos. En específico, para las elecciones
locales, el INE elaboró un modelo integral de atención sanitaria y diversos protocolos sanitarios[5]
para la realización de las siguientes actividades:
a) Integración de mesas directivas de casilla y
capacitación electoral. Dirigido a supervisores electorales y capacitadores
asistentes electorales[6], para que pudieran
realizar de manera segura la visita a la ciudadanía sorteada para integrar las
casillas. En estos casos, se les dotó de insumos sanitarios como careta y
cubrebocas, gel antibacterial individual o toallas desinfectantes sanitizantes
para uso personal; además, se les sugería no tener contacto físico con las
personas (como saludar de mano).
b) Conteo,
sellado y agrupamiento de boletas electorales en los órganos correspondientes
de los organismos públicos locales, que se realizan una vez que se cuenta con
la documentación electoral completa, para integrar los paquetes que luego serán
entregados a las y los presidentes de casilla. Esta es una de las actividades
que necesariamente requiere un importante despliegue de personal que trabaja en
equipo para integrar miles de paquetes electorales.
c) Proceso
de entrega de la documentación y material electoral a las presidencias de mesas
directivas de casillas. En México, la ley electoral establece que cinco días
antes de la jornada electoral, el INE debe entregar a las personas presidentas
de mesas directivas de casilla los paquetes electorales con los materiales y
documentación necesarios para instalar las casillas. En ese sentido, con este
protocolo se buscó proteger la salud de quienes tuvieron que desplazarse para
la entrega de los paquetes, así como de la ciudadanía que los recibía.
d)
Operación de las casillas
el día de la jornada electoral, que establecía poner marcas en el piso afuera de las casillas, en los
sitios donde fuera posible, para mantener distancia entre las personas; solo
permitir que hubiera dos electores a la vez en la casilla; se determinó quitar
la cortinilla de las mamparas y ubicarlas de tal manera que se garantizara la
secrecía del voto. Además, se invitó a la ciudadanía para que llevara su propio
bolígrafo para marcar las boletas y así evitar compartir utensilios con otras
personas.
e) Operación
de los mecanismos de recolección que se implementan al cierre de las casillas
para trasladar los paquetes electorales a las sedes de los consejos distritales
de las autoridades electorales, para su resguardo y posterior conteo de votos.
Igual que en los casos anteriores, con este protocolo se buscó proteger la
salud de quienes tuvieron que desplazarse para la entrega de los paquetes, así
como de quienes esperaban en las sedes respectivas para el resguardo.
f) Desarrollo
de las sesiones de los consejos locales y distritales. En México, la
organización de elecciones no se comprende sin órganos colegiados de decisión
en cada nivel (nacional, estatal y distrital o bien local distrital y municipal
en el ámbito local), que se reúnen, tanto para dar seguimiento a las
actividades planificadas, como para verificar las desarrolladas, así como
realizar el cómputo oficial de los votos. Si bien se implementó la posibilidad
de sesionar de manera remota, hubo momentos, como el de cómputo de votos, en que
necesariamente se requirió la presencia de las personas, de ahí que contar con
medidas sanitarias fuera importante para evitar que luego de las elecciones se
presentaran repuntes en las curvas de contagios.
g) Práctica
de diligencias de notificación y procedimientos de campo. Se trata de una
actividad transversal que sucede durante todo el periodo que dura un proceso
electoral, que implica el traslado de personal a diversos destinos, por lo que
se emitieron recomendaciones para el uso de transporte público o privado; así
como medidas para interactuar con las personas con quienes se celebraran las
diligencias.
Es importante destacar que las jornadas electorales en Coahuila e
Hidalgo se desarrollaron sin incidentes en materia sanitaria. Los protocolos se
aplicaron con éxito, lo que pudo ser un factor determinante para que la
participación ciudadana en ambas entidades federativas fuera de 39,44 % y 53,8 %,
respectivamente. Por cierto, niveles muy similares a otros procesos
electorales. Lo anterior es un fuerte indicativo de que la pandemia no inhibió
la participación ciudadana. También es de destacar que, de conformidad con las
cifras oficiales de contagios diarios confirmados y reportados, las elecciones
no supusieron un repunte en el número de contagios en ambas entidades
federativas.
El gran desafío de que la democracia y las elecciones no se convirtieran
en una víctima más de la pandemia pareció superarse con lo observado en
Coahuila e Hidalgo, lo cual apuntaba un buen augurio para la democracia
electoral en México, con miras a lo que sería el proceso electoral más grande
en su historia: la elección del 6 de junio de 2021.
Precisamente, la experiencia adquirida durante la organización de esos
procesos electorales locales, así como las áreas de oportunidad identificadas,
fueron fundamentales para iniciar los trabajos de organización del proceso electoral
2020-2021. Este representaba varios retos, a saber:
· Se trataba del proceso electoral más grande que haya
organizado la autoridad administrativa electoral en México.
·
La magnitud se debió a la
concurrencia de una elección federal -renovación de la Cámara de Diputados-, con
elecciones locales en las 32 entidades federativas, lo que implicó que se
disputaran más de 20 mil cargos de elección popular[7].
· Se visitó en sus domicilios a poco más de 12 millones de
ciudadanas y ciudadanos quienes fueron sorteados para integrar 162 570 mesas
directivas de casilla, para las cuales 1,4 millones de personas fueron
capacitadas para participar recibiendo y contando los votos de 93 528 473
electores que integraron la lista nominal de electores en territorio nacional,
esto es, personas con posibilidad de emitir su sufragio, pues contaban con
credencial vigente para votar.
· Lo anterior fue posible gracias al despliegue realizado
por el INE, a través de personal eventual -supervisores y capacitadores
asistentes electorales- que hacen el trabajo en campo. Para este proceso
electoral se contrataron 48 mil de estas figuras.
Con las cifras señaladas se advertía que el despliegue de personal y
ciudadanía para hacer posibles las elecciones sería de gran magnitud,
precedido, además, por un confinamiento total; y el cual debía realizarse de
manera simultánea con el retorno parcial a las actividades, de conformidad con
las medidas que se iban adoptando en cada entidad federativa, por lo tanto, el
reto que se tenía en frente no era menor. Debía haber orden y precaución, pues
la prioridad era salvaguardar la salud de las personas.
El proceso electoral 2020-2021 inició la primera semana de septiembre de
2020, y casi de manera paralela a este, en el último bimestre del año y los dos
primeros meses de 2021, México atravesó la denominada “segunda ola” de
contagios, quizá la más devastadora por el número de personas contagiadas y la
cantidad de fallecimientos.
En esta ocasión, era impensable siquiera considerar la posibilidad de
suspender plazos o modificar la fecha de la jornada electoral para renovar la
Cámara de Diputados, por su carácter impostergable, en atención a que la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la Cámara
debe instalarse el 1 de septiembre, sin que se contemple una previsión
constitucional para los casos en que ello no llegue a ocurrir. Así, al ser
parte de uno de los poderes de la Unión, indispensable para el funcionamiento
del Estado mexicano, había que celebrar la elección el primer domingo de junio
de 2021.
Por ello, a partir de la experiencia adquirida en las elecciones locales
de 2020, se retomó la implementación de protocolos sanitarios, prácticamente se
replicaron las medidas, pues, como ya se dijo, fueron exitosas y bien
aceptadas. Incluso, para esta ocasión, los protocolos fueron enviados para
revisión de las autoridades competentes de la Secretaría de Salud del gobierno
federal, quienes refrendaron sus contenidos.
Como medida adicional, y a la par de la
implementación de protocolos sanitarios, el Consejo General determinó que el
uso de cubrebocas sería obligatorio para toda persona que estuviera en las
casillas (INE, 2021a), para lo cual fue necesario distribuir cubrebocas
adicionales a las más de 162 mil casillas,
a fin de que fueran proporcionados a quienes no portaran uno. De esta forma, el
INE dio un paso muy importante en la búsqueda de conciliar el derecho a la salud
y el derecho al sufragio.
Adicionalmente y en lo correspondiente al proceso electoral federal, el
Consejo General emitió recomendaciones para el desarrollo de campañas políticas
que podrían seguir los partidos políticos nacionales y candidaturas
independientes en el marco de la contingencia sanitaria (INE, 2021b). Lo anterior tuvo la
intención de orientar los criterios que deberían seguirse en eventos de campaña
para no poner en riesgo la salud de las personas.
Las campañas electorales, la jornada electoral y las sesiones de
cómputos se realizaron de conformidad con lo previsto en la ley electoral y
siguiendo todas las medidas sanitarias que, además, y de manera afortunada, ya
estaban interiorizadas en el personal del INE y en la ciudadanía, lo que
permitió que de nueva cuenta las elecciones no fueran la causa de un incremento
de los contagios.
4.
Recapitulaciones
Nadie estaba preparado para enfrentar una pandemia que puso en riesgo la
salud y la vida de millones de personas. México no sería una excepción. No ha
sido sencillo aprender a cambiar comportamientos, estilo de vida; y en el caso
de organismos como el INE, se tuvieron que replantear formas de trabajo, sobre
todo, cuando la dinámica para la organización de elecciones y mecanismos de
participación ciudadana representa movilizar a miles de personas en todo el
país. Sin embargo, para el INE, los resultados han sido satisfactorios, pues a
pesar de la adversidad, se ha logrado reencauzar el trabajo a través de nuevas
formas para reorganizarse al interior, de manera que el trabajo no fuera interrumpido
ni tampoco la interacción del Instituto con la ciudadanía.
La creación de un grupo de trabajo estratégico dentro del INE permitió
la toma de decisiones ejecutivas y operativas con la mayor diligencia posible,
para cumplir con dos finalidades de la mayor trascendencia: proteger la salud
de todo el personal del Instituto y garantizar la continuidad de las
actividades institucionales, conforme a esquemas de trabajo que priorizaran las
acciones de cada área. Lo anterior, gracias al invaluable apoyo y acompañamiento
de un grupo de especialistas en salud pública y epidemiología que, a través de
su asesoría y opinión, permitieron al INE sustentar sus decisiones con una base
científica, rigurosa y objetiva.
Si bien los procesos electorales locales que se desarrollaron durante
2020 tuvieron que suspenderse por unos meses y se debió aplazar la fecha de la
jornada electoral, ello no impidió que finalmente las autoridades locales
fueran electas, y tanto el congreso local de Coahuila como los ayuntamientos en
Hidalgo fueron integrados e instalados sin más contratiempos.
Esta experiencia local permitió afrontar con mayor confianza el proceso
electoral 2020-2021, así la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión se
instaló el 1 de septiembre de 2021, tal y como lo prevé la Constitución
Federal; mientras que las autoridades locales han ido tomando protesta e
integrando los poderes respectivos, de conformidad con los plazos previstos en
las constituciones y leyes locales. Además, en agosto de 2021 se celebró la
primera consulta popular (promovida por el Ejecutivo Federal) organizada por el
INE y en la que ciudadanía de todo el país estuvo en aptitud de participar.
En ninguno de los casos, la celebración de jornadas electorales fue
motivo para el aumento de contagios o fallecimientos; lo que representa que las
medidas sanitarias preventivas establecidas en protocolos sanitarios
funcionaron y funcionaron bien. También quiere decir que la determinación del
Consejo General sobre el uso obligatorio de cubrebocas durante la jornada
electoral, al momento de ingresar a las casillas, fue acertada. Esta medida dio
confianza a la ciudadanía en general y, en especial, a quienes participaron
como funcionarios de casilla, pues se trata de medidas para cuidar la salud de
las personas.
La experiencia de ambas elecciones en México ha permitido superar, hasta
ahora, el desafío al que se han visto sometidas las democracias alrededor del
mundo: que las elecciones y la democracia misma se convirtieran en una víctima
más de la pandemia. En el caso mexicano, esto fue posible no solo por las
sucesivas decisiones que se fueron tomando de manera oportuna y responsable,
sino por el apoyo de millones de mexicanos y mexicanas que decidieron
participar y apropiarse de las elecciones a través de diversas formas de
participación: como funcionarios y funcionarias de las mesas directivas de
casillas, como observadores y observadoras electorales, como supervisores y
supervisoras electorales o como capacitadores y capacitadoras electorales, así
como mediante el ejercicio de sus derechos políticos. A todas y todos ellos,
nuestro más amplio reconocimiento.
El INE es una institución dinámica y consciente al mismo tiempo de que
aún hay áreas de oportunidad y mucho trabajo por hacer, pues la pandemia no ha
terminado. El 2021 concluye con la organización de siete elecciones
extraordinarias (seis locales y una federal) y de la Consulta Infantil y
Juvenil. En todos estos casos, se aplican los protocolos y medidas sanitarias
que ya forman parte de las directrices institucionales que se deben seguir de
manera permanente. Además, es probable que los primeros meses de 2022 se
organice otro ejercicio de participación ciudadana a nivel nacional: la
revocación de mandato del Ejecutivo Federal; así como la jornada electoral para
elegir gubernaturas en seis entidades federativas -Aguascalientes, Durango,
Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas-, el primer domingo de junio de
2022, procesos en los que el INE se mantendrá atento al comportamiento de la
pandemia y a las disposiciones que emitan las autoridades competentes en
materia de salud, con la finalidad de que los derechos político-electorales y a
la salud se continúen preservando y, con ello, fortalecer la democracia
mexicana.
Referencias
bibliográficas
IDEA Internacional (2020). Panorama global del impacto del COVID-19 en
las elecciones. Recuperado de https://www.idea.int/es/news-media/multimedia-reports/panorama-global-del-impacto-del-covid-19-en-las-elecciones
Instituto Nacional
Electoral de México (2020a). Acuerdo INE/CG80/2020 del 27 de marzo que autoriza
la celebración a través de herramientas tecnológicas de sesiones virtuales del
Consejo General. Recuperado de https://www.iidh.ed.cr/capel/media/1674/acuerdo-ine-sobre-sesiones-a-distancia.pdf
Instituto Nacional
Electoral de México (2020b). Acuerdo INE/CD/82/2020 del 27 de marzo por el que
se determina como medida extraordinaria la suspensión de plazos inherentes a
las actividades de la función electoral, con motivo de la contingencia
sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus, COVID-19. Recuperado de https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/113873/CG2ex202003-27-ap-3-Gaceta.pdf
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Electoral de México (2020c). Acuerdo INE/JG45/2020 del 16 de abril por el que
se modifica el diverso INE/JGE34/2020, por el que se determinaron medidas
preventivas y de actuación, con motivo de la pandemia del COVID-19, a efecto de
ampliar la suspensión de plazos. Recuperado de https://portalanterior.ine.mx/archivos2/tutoriales/sistemas/ApoyoInstitucional/SIFv3/rsc/PDF/INE_JGE45_2020.pdf
Instituto Nacional
Electoral de México (2020d). Acuerdo INE/JFR/69/2020 del 24 de junio por el que
se aprueba la estrategia y la metodología para el levantamiento de plazos
relacionados con actividades administrativas. Recuperado de https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/114166/JGEex202006-24-ap-1-1-Gaceta.pdf?
Instituto Nacional
Electoral de México (2020e). Acuerdo INE/CG170/2020 del 30 de julio por el que
se establece la fecha de la jornada electoral de los procesos electorales
locales en Coahuila e Hidalgo y aprueba reanudar las actividades inherentes a
su desarrollo. Recuperado de https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/114299/CGex202007-30-ap-1.pdf
Instituto Nacional
Electoral de México. Consejo General (2020f). Resolución INE/CG83/2020 del 1 de
abril. Recuperado de
https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/113880/CGex202004-01-rp-Unico.pdf
Instituto Nacional
Electoral de México (2020g). Protocolo para el regreso a las actividades del
INE. México: INE.
Instituto Nacional
Electoral de México (2021a). Acuerdo INE/CG323/2021 del 25 de marzo por el que
se establece como medida extraordinaria y temporal el uso de cubrebocas
para ingresar a la casilla el día de la
jornada electoral. Recuperado de https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/118559/CGor202103-21-ap-19.pdf
Instituto Nacional
Electoral de México (2021b). Acuerdo INE/CG324/2021 del 25 de marzo que aprueba
las recomendaciones para el desarrollo de campañas políticas. Recuperado de https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/118541/CGor202103-21-ap-20.pdf
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actuación de la OMS. Recuperado de https://www.who.int/es/news/item/27-04-2020-who-timeline---covid-19
*
Mexicana, abogada, correo libia.marquez@ine.mx. Licenciada en Derecho y especialista en Derecho
Electoral por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Desde 2014 a la fecha se desempeña como asesora del secretario ejecutivo
del Instituto Nacional Electoral (INE).
** Mexicano, abogado, correo carlos.uribe@ine.mx. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma
del Estado de Morelos. De 2014 a 2017 se desempeñó como consejero electoral del
Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana y, desde
2018 a la fecha, se desempeña como asesor del secretario ejecutivo del INE.
[1] Función que
ya realizaba el entonces Instituto Federal Electoral y que se mantuvo con la
reforma constitucional y legal de 2014.
[2] Máxime al
tener frente a sí las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo el 7 de junio de
2020 y el inicio, en la primera semana de septiembre, del proceso electoral
federal y concurrente de 2020-2021.
[3] Consejo
General, Junta General Ejecutiva, consejos locales y distritales.
[4] El grupo es presidido por el titular de la
Secretaría Ejecutiva e integrado por titulares de distintas áreas ejecutivas.
[6] Se trata de las figuras contratadas temporalmente a fin de apoyar al INE para visitar, notificar y capacitar a la ciudadanía sorteada; así como apoyar al funcionariado de casillas para la instalación de estas el día de la jornada electoral, por mencionar solo una de sus actividades.
[7] Se eligieron
500 diputaciones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y 19 915
cargos locales, incluidas 15 gubernaturas.