ACTA Nº 97-2007

 

Sesión solemne celebrada por el Tribunal Supremo de Elecciones a las veinte horas con veinte minutos del siete de octubre del dos mil siete, con asistencia del señor Magistrado Luis Antonio Sobrado González, quien preside, la señora Magistrada Eugenia María Zamora Chavarría y el señor Magistrado Max Alberto Esquivel Faerron.

 

 

ARTÍCULO PRIMERO.- Con motivo del referéndum convocado con la finalidad de decidir sobre la aprobación o improbación del TRATADO DE LIBRE COMERCIO ENTRE REPUBLICA DOMINICANA, CENTROAMERICA Y ESTADOS UNIDOS (TLC), celebrado hoy en nuestro país, este Tribunal procede a celebrar la presente sesión solemne a fin de dar a conocer a la opinión pública los primeros resultados del escrutinio provisional de votos realizado por las juntas receptoras de votos.

ARTICULO SEGUNDO.- El señor Magistrado Presidente, Dr. Luis Antonio Sobrado González, inicia la sesión expresando lo siguiente:

“Al término de este día de referéndum, el Tribunal Supremo de Elecciones está en condiciones de proclamar, con satisfacción, que los costarricenses hemos protagonizado un ejercicio democrático ejemplar.

Todas las juntas receptoras de votos del país se abrieron y pudieron atender con eficiencia a la ciudadanía, que abarrotó los centros de votación. En un ambiente general de paz y de garantías plenas de libertad electoral y respeto a la voluntad mayoritaria, que es el tradicional de los procesos electorales patrios, los costarricenses hemos definido la suerte del T.L.C.

Por intermedio de esta primera consulta popular de la historia nacional, el pueblo ha hablado. Sus líderes políticos y sociales están, ahora, obligados a escucharlo y a acatar con cordura la sentencia del soberano. No se espera menos de ellos.

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Esta jornada cívica ha sido admirable gracias al esfuerzo de muchos. En primer lugar, la institucionalidad electoral ha estado a la altura de las circunstancias, tanto por el compromiso y experticia de todos los empleados del Tribunal, como por la inmejorable dedicación de quienes, sin serlo, actúan también como funcionarios electorales. Nos referimos, por un lado, a ese imprescindible Cuerpo Nacional de Delegados que colabora, en forma ad honorem, para que los procesos electorales discurran en condiciones de garantías y libertad irrestrictas. Hoy que escasea, es un edificante ejemplo de voluntariado cívico. Por el otro lado, también reconocemos a ese verdadero ejército de auxiliares electorales que, con motivo de los procesos de referéndum, toman para sí la responsabilidad de integrar, en exclusiva, las casi cinco mil juntas receptoras de votos.

Los partidos políticos y algunas organizaciones de la sociedad civil, por su parte, supieron comprender que también tienen un importantísimo rol en los procesos de referéndum, garantizando su transparencia y corrección por intermedio de decenas de miles de fiscales y observadores nacionales que han supervisado, con esmero y decencia, la labor de las juntas receptoras de votos. Su esfuerzo resultó complementado con el diligente acompañamiento de más de cien observadores internacionales, quienes pueden atestiguar ante el mundo que la democracia electoral de Costa Rica sigue siendo grande y que su pueblo está conciente de su deber de resguardarla y abonarla constantemente.

También resultó invaluable el aporte desinteresado de una gran cantidad de entidades públicas, desde aquellas que han facilitado con generosidad sus vehículos para atender las diferentes fases del proceso, hasta las que han colaborado de una forma más intensa: la policía, velando por el orden público; el Ministerio de Educación Pública, facilitando sus instalaciones como centros de votación; la Comisión Nacional de Emergencias, el Cuerpo de Bomberos y la Cruz Roja, manteniéndose en estado de alerta para atender con prontitud cualquier inconveniente; el I.C.E., RACSA y Correos de Costa Rica, aliándose con el Tribunal en la implementación del programa de transmisión de datos, cuya seguridad y solvencia es motivo de orgullo para todos.

Pero el mayor reconocimiento lo merecen aquellas personas que, al cumplir con la función cívica obligatoria de sufragar, tuvieron el privilegio de ser diputados por un día, en un parlamento de más de dos millones seiscientas mil curules.

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Los procesos electorales democráticos, a diferencia de otros fenómenos de la vida en comunidad, constituyen uno de los pocos escenarios en donde los habitantes del país actúan en condición radicalmente igualitaria. Su regla de oro es “una persona, un voto”, de suerte que todos, independientemente de su condición social o económica o de cuáles sean sus preferencias o aspiraciones individuales, somos considerados como iguales al tener cada uno el mismo peso para elegir gobernantes o adoptar, como en esta consulta popular, decisiones políticas fundamentales.

De ahí que en el día de las votaciones surge una extraña mística que, paradójicamente, fomenta lazos de hermandad cívica. Más allá de aislados incidentes de intolerancia, hoy hemos podido acercarnos unos con otros. Congregados ante el altar de las urnas, hemos sido partícipes, en la eucaristía del voto, de un acto de fe en la democracia. Asistimos al rito cívico con entusiasmo y la plena certidumbre de tener una cita con la historia, por encontrarse en nuestras manos el futuro del país.

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Estamos a punto de dar a conocer el primer corte de resultados, sobre la base de los reportes de las primeras juntas receptoras de votos procesadas. A partir de ese momento, nuestra página en internet dará cuenta del flujo de la información mediante actualizaciones periódicas, según se vayan procesando los datos provenientes de otras partes del país.

Antes de pasar a ello, el Tribunal Supremo de Elecciones desea hacer un vehemente llamado a todos los ciudadanos para que vivan este desenlace electoral con madurez y tranquilidad. Si contribuimos con nuestro voto a la opción mayoritaria, podemos regocijarnos pero con sobriedad y respeto para los que están situados en la acera de enfrente; si, por el contrario, formamos parte de la minoría, asumámoslo con serenidad y grandeza de espíritu, mostrando humildad frente a la sentencia de las urnas.

Todos debemos encontrar la sabiduría necesaria para aceptar que, ante todo, hoy ganó la democracia y que mañana llega la hora de tender puentes y abrir espacios al diálogo y a la construcción de consensos, para que todos los costarricenses, sin distingo alguno, seamos los orfebres de un mejor mañana para nuestras familias.

Costa Rica lo espera y lo demanda de todos sus hijos e hijas.”

ARTICULO TERCERO.- El Magistrado Esquivel Faerron da lectura al resultado de participación ciudadana.

ARTICULO CUARTO.- La Magistrada Zamora Chavarría da lectura al primer corte con los resultados del escrutinio provisional de las juntas receptoras de votos de todo el país.

ARTICULO QUINTO.- Se decreta un receso para atender a los medios de comunicación presentes en esta misma sesión.

ARTICULO SEXTO.- A las veinte horas y cincuenta y cinco minutos el Tribunal dispone continuar en sesión permanente a los efectos de atender ampliamente los incidentes de la presente elección.

A las veintidós horas terminó la sesión. 

 
 
 
 
Luis Antonio Sobrado González
 
 
 
 
Eugenia María Zamora Chavarría
 
 
 
 
Max Alberto Esquivel Faerron